viernes, 15 de enero de 2010

EL ESPÍRITU ETERNO

RESUMEN

Marina es una joven española cercana a los treinta que se exilia a Francia a finales de la guerra civil. Tiene un pequeño apartamento alquilado en Paris, donde reside en plena segunda guerra mundial. Atrás va dejando dolorosos recuerdos: la pérdida de sus padres, de su amado Bob, y de su amigo Federico. Poseedora de una fuerza especial, ella resurge siempre de sus cenizas, como el ave Fénix, ayudada por una energía luminosa que la envuelve y la acompaña en todo momento. Es una gran virtuosa del piano. En París obtiene importantes ingresos gracias a los conciertos que ofrece a grupos selectos de la sociedad parisina. Ha tenido un entorno privilegiado en el que se ha visto influenciada por grandes maestros del arte. Gracias a su gran acervo cultural y a su inagotable interés por la lectura, es una persona muy ducha en diversas materias, entre ellas Historia. Aunque no pudo estudiar medicina, se preparó como enfermera para ayudar a los heridos en el frente. En la ciudad de la luz su apoyo principal es Deray, su amiga del alma, quien consigue que se sienta arraigada.
Sus problemas en París comienzan cuando dos oficiales alemanes, enemigos entre sí, se fijan en ella. Cada uno por separado se encuentra hechizado por la joven. Un día es sorprendida en su apartamento por el comandante Erich Kennen, el más joven de ellos, que abusa de ella y la secuestra. Marina consigue escapar pero con tan mala fortuna que cae en manos del mariscal Keitel que la retiene en su casa hasta que aparece Kennen y se la lleva. La pianista consigue escapar nuevamente tras apuñalar al comandante y prepara su huída a España. Estos planes son truncados cuando los hombres de Kennen irrumpen en la casa de Deray y vuelven a llevársela. La obsesión de Keitel por la española hace que sus hombres la rapten de la casa del comandante. Cuando comenzaba a torturarla, aparece una vez más Kennen y la salva. Sin saber muy bien por qué, Marina ya no se siente amenazada por el comandante, sino más bien protegida, y comienza a surgir la confianza entre ellos.
Nuevos y amargos sucesos acontecen en su vida. Tras la muerte del hijo pequeño de su amiga por neumonía, Deray es asesinada por los alemanes en un concierto clandestino. Marina huye del horror encontrándose con Erich en la entrada del Sacre Coeur, tras un extraño suceso del que sólo ambos son testigos. Él decide hacerla partícipe de unas investigaciones llevadas a cabo por un grupo de expertos que bajo sus órdenes intentan traducir cuatro manuscritos relacionados entre sí. La importancia y revelación de estos manuscritos haría tambalear los cimientos de la más poderosa institución religiosa de todos los tiempos. En ellos se habla de un Génesis diferente, con la existencia de una primera mujer de la creación distinta de Eva llamada Lilith.
Gracias al poder que ostenta, Wilhelm Keitel consigue que acusen a Erich de traidor. Marina y él huyen juntos teniendo que esconderse en una casa deshabitada que ella conoce. Allí se rinden a la evidente atracción existente entre ellos (a pesar de todas las circunstancias). Erich revela a Marina sus sospechas de que ella es Lilith. Muchos indicios apuntan a ello y para Erich no existen las casualidades y sí las causalidades. Marina se resiste a creerlo a pesar de todas las coincidencias. Kennen termina enfermando y muere tras varios días. Françoise también le dice a Marina que ella es Lilith y la acusa de ser la responsables de las muertes que se han producido alrededor de ella.
Finalmente Marina regresa a Málaga para comenzar de nuevo. Se relaja en un sillón y cae en un profundo sueño que comienza con una pesadilla pero que luego se transforma en una agradable experiencia con sus seres más queridos.

CREANDO UN SEGUNDO PRÓLOGO

PRÓLOGO DEL LIBRO «EL ESPÍRITU ETERNO »

Grandes misterios por resolver a través de una enigmática narración, tan enigmática como su protagonista, Marina, una excepcional pianista poseedora de una sensual belleza de la que casi no es consciente, que cautiva con su arte prodigioso al más desinteresado por el deleite musical. Una criatura con los pies en la tierra pero cuya mente, repleta de recuerdos, viaja en el tiempo dando saltos a su antojo, y su imaginación vuela más allá de cualquier frontera; o quizás todo lo que imagina no sea realmente imaginado, quién sabe…
Criada en un marco cultural incomparable, ha desarrollado su intelecto y sus aptitudes rodeada de los mejores maestros de la música, la pintura y la poesía. Todo ello, sumado a una gran fuerza de espíritu y mente, la convierten en un personaje digno de admiración y simpatía que te seducirá sin pretenderlo.
Desenmarañando poco a poco los entresijos planteados, el Espíritu Eterno te guiará en los vaivenes de esta trepidante novela recorriendo parte de nuestra historia no tan lejana pero tan difícil de imaginar para muchos de nosotros. Saboreando sus páginas podrás sentir el sórdido y gris ambiente de la guerra, te hará latir el corazón vivamente con las arduas realidades de conflictos bélicos civiles y mundiales; y sin embargo también te verás envuelto en un mundo fascinante donde vibrarás de emoción, alegría, tristeza, amor…y sobre todo te transmitirá energía, una poderosa energía que te hará temblar, y tras lo cual, pensar y plantearte algunas incógnitas sobre la vida y la muerte.
Atrévete a leerla y serás hipnotizado por la más bella de sus melodías.

viernes, 11 de diciembre de 2009

ELIGIENDO UN ARTÍCULO

TRES ARTÍCULOS DE OPINIÓN
"El Lengua" personaje popular de
Málaga, junio 1982
De los tres artículos leídos en clase, me quedo sin duda alguna con el escrito por Domi del Postigo. Es el que más me ha llegado por el tema elegido y por su forma de narrarlo (no sé si será por mi espíritu sentimentaloide). Comienza, como el que no quiere la cosa, haciendo una afirmación clara, dura y concisa, «el viejo olía a meado». Y como guarnición de la historia o como cuña genial en la narración de los sucesos, nos encontramos con la caricatura que hace del panorama político español presente en ese momento y al que alude por encontrarse, circunstancialmente, leyendo el periódico cuando ve pasar al viejo que olía a meado; o eso es al menos lo que afirma él.
No sé si es claramente un artículo de opinión, o si sólo cuenta la experiencia vivida con su hermano y con el anciano, haciendo una especie de denuncia o simplemente sacando algunos trapos sucios de nuestra sociedad actual.
Sea como sea, el caso es que indirectamente, nos hace preguntarnos a todos qué haríamos en ese caso. Nos hace reflexionar sobre el rumbo que lleva nuestra sociedad; una sociedad cada vez más egoísta, más olvidadiza con los valores tradicionales de respeto y atención hacia los mayores y hacia aquellas personas que se ven necesitadas en un momento dado. Eso se refleja muy bien en su artículo cuando todos, tanto la guapa médico como los cinco taxistas o los demás mirones de urgencias, le dan la espalda al viejo y se desentienden. “La cosa no va con nosotros”, eso dirán.
También quiero destacar que me gusta mucho su forma de describir a los protagonistas, con sus metáforas y comparaciones, además de usar un lenguaje sencillo y cercano que llega a todos los lectores.
El artículo de Antonio Gala, sobre el problema tan actual de los agricultores en nuestro país, me parece que es el más crítico de los tres, el que más se asemeja a las características que debe de tener un artículo de opinión. Sin embargo es el que menos me ha calado. Gala es un gran autor con una indiscutible agilidad mental, verbal y expresiva que deja sin palabras a quienes lo escuchan o lo leen. Aun así, creo que este artículo ha sido bastante parco. Ya sé que a veces con pocas palabras basta, pero en este caso me he quedado esperando algo más de su genialidad como escritor. Debo decir a favor de él, que me gusta el breve pero mordaz análisis que hace de la situación, utilizando su particular estilo de escritura en el que intenta transmitir belleza a través de las palabras.
Y por último, el de Arturo Pérez Reverte es el segundo con el que me quedaría. Éste al igual que el primero, tampoco me parece un artículo de opinión, sino más bien un homenaje a un compañero de batalla y amigo. Pero el tema, y su forma de describirlo con tantos detalles, me es más emotivo y atrae más mi atención que el de la problemática de los agricultores.
Arturo es un escritor muy descriptivo en sus artículos y narraciones, además usa vocablos que, aunque no se recogen en los diccionarios, son fáciles de comprender, como por ejemplo «pifostio». Otro rasgo llamativo en su escritura es el lenguaje soez que usa de vez en cuando, y que a la mayoría de los lectores les puede chocar, pero que a mi parecer, ha de verse como otro recurso más para captar nuestra atención.
El motivo por el que me quedo con el de Domi del Postigo es por el tema escogido y además la extensión del texto también me parece muy acertada; no es ni tan corto como el de Gala, ni tan largo como el de Pérez Reverte; en su justa medida.

viernes, 4 de diciembre de 2009

ARTÍCULO DE OPINIÓN

¿ESPÍRITU NAVIDEÑO?

Ya está aquí de nuevo la Navidad; luces colgando por todas partes, árboles rebosantes de adornos, la tarjeta de felicitación del Corte Inglés, los anuncios de la lotería, de los turrones, esos interminables intermedios donde aparecen un sinfín de juguetes cada vez más sofisticados, y todos esos artículos innecesarios pero tan atractivos que nos llaman con sus cánticos de sirenas desde los escaparates diciendo: “llévame, llévame”. Luego entramos en los comercios y nos encontramos con los dependientes con los ojos como chiribitas y enfebrecidos por la aborágine de las ventas, y a los dueños frotándose las manos conforme van haciendo su agosto navideño.
¿En eso se está convirtiendo el espíritu navideño?, ¿en una orgía consumista?
El que no gasta y no consume no está disfrutando de la navidad. Y ahí tenemos a nuestros niños, el caldo de cultivo de este espíritu navideño consumista, escribiendo una carta a los Reyes y otra a Papá Noel. En circunstancias normales no les gusta mucho escribir y son más bien flojillos en esa tarea, pero para pedir no hay ningún problema, escriben lo que sea necesario y más, y si no, que le pregunten al mío. Y yo me cuestiono si sabrán realmente qué celebramos en la navidad.
¿Y qué me dicen de la Noche Buena? Tendría que ser motivo de unión, fraternidad y concordia, ¿no? Pues muchas familias(la mía la primera) conforme se va acercando esta fecha, se echan a temblar pensando en qué ocurrirá este año: disputas sobre con quién se pasará, en casa de quién, a quién le toca organizar todo, al lado de quién se pone a cada uno,...que dan ganas de perderse por estas fechas y no aparecer hasta el año nuevo. Y cuando al fin llega la noche en cuestión, volvemos a encontrarnos con la orgía consumista a lo largo de toda la mesa; marisco para provocar un ataque de gota a todos los comensales, carne para alimentar a todos los allí presentes durante una semana, embutidos ibéricos para empapelar todas las paredes del comedor, bebidas carísimas que no gustan a casi nadie pero que como es navidad hay que brindar y beber a la fuerza, si no te trae mala suerte. ¡Qué horror!
¿Todo esto es el espíritu de la Navidad? Pues si es eso, yo no lo quiero.
Yo quiero volver a escuchar a los niños canturreando villancicos por estas fechas. Quiero reunirme con los que amo y compartir con ellos momentos mágicos. Yo quiero volver al sentimiento auténtico de alegría y generosidad con los demás, aunque muchos lo vean como una hipocresía de estas fechas. Ya sé que con ser buenos y generosos durante un momento señalado no basta. Pero sí podemos aumentar esa generosidad que practicamos durante todo el año y decir: yo me voy a privar de esto o de aquello para que alguien que me rodea, y que no está muy lejos de donde yo vivo, pueda pasar estos días algo mejor y sin tantas carencias y necesidades. Afortunadamente podemos todavía encontrar quienes viven la navidad de esta forma, preocupándose porque la alegría llegue a cada uno de los hogares más necesitados. A todas esas personas les doy las gracias de todo corazón. ¡Feliz Navidad a todos!









domingo, 29 de noviembre de 2009

Resumen del libro de Francisco Palacios Chaves

Este libro trata sobre el verano más extraño que le ocurre a un personaje muy normal, y todo ello es narrado en primera persona.
El protagonista de la historia se llama Juan Cacho. Es un treintañero de clase media que vive en un piso alquilado y que para poder ir tirando trabaja dando clases particulares y en una academia llamada La Milagrosa. Su mejor amigo se llama Vicente, aunque es más conocido por el Dedos, gracias a su habilidad sustrayendo carteras. Tiene un vecino adolescente en su mismo bloque, Ángel, que le cae muy bien, al que le da clases y al que también le da consejillos sobre las chicas.
Cuando ese verano Juan se llegó a ver a Jaime, director de la academia, conoció a una veinteañera llamada Amparo, que le atrajo mucho físicamente. Al día siguiente, Ángel estaba muy entusiasmado contándole que había conseguido información para poder chatear con la chica que le gustaba. Mientras hablaban llegó Nieves, la hermana de Ángel, más o menos de la misma edad que Juan y a la que hacía tiempo que no veía. Cuando se marchó a su casa se tropezó con Amparo, que iba a clases particulares de contabilidad a la casa del presidente del bloque, Odón Camuñas.
Al lunes siguiente por la tarde fue a ver a su vecino y lo estuvo animando para que se viera con la chica que le gustaba. Al salir se encontró con Nieves. A él le gustaba, y le dijo que a ver si quedaban para tomar un café. Cuando subía a su casa por las escaleras, otra vez se encontró con Amparo. Unos días después, que tambiénse encontraron, terminaron yéndose a cenar a un restaurante italiano. Cuando la dejó en su casa estuvo a punto de besarla, pero ella salió del coche y lo evitó.
En una reunión que hubo de la comunidad, en casa de Camuñas, encontró en su despacho unas revistas porno y unos Dvd escondidos detras de unos libros. Durante la reunión, el señor Camuñas sirvió té para todos, y al poco, su esposa, que se sintió mal, cayó al suelo y murió.
Cuando volvió del entierro, Juan hablaba con Nieves que estaba muy afectada por la muerte de su vecina cuando escucharon risas y carcajadas que venían del piso de Camuñas que acababa de enterrar a su esposa. A Nieves le resultó muy extraño, pero Juan le quitó importancia.
Al siguiente día, Amparo se presentó llorando porque se acababa de enterar de la muerte de la esposa de Camuñas. De sopetón, comenzaron a abrazarse y a besarse, y cuando más animados estaban apareció Vicente y Amparo se fue.
Nieves volvió a decirle a Juan lo de sus sospechas sobre el señor Camuñas, y éste le dijo lo que encontró escondido detrás de los libros, con lo que reforzó aún más sus sospechas. Nieves terminó convenciendo a Juan para entrar en casa del presidente y ver las grabaciones. Cuando lo consiguieron, en unos había chicas grabadas en un cuarto de baño sin saberlo. En otras, el señor Camuñas tenía relaciones con otras mujeres. En el último vídeo apareció Amparo teniendo relaciones con el presidente de la comunidad. Juan se quedó muy sorprendido con lo que vio y le contó a Nieves de qué conocía a Amparo y lo que ocurrió en su piso. Por la tarde fue a la academia. En un momento que el director salió, Juan entró en su despacho y fisgoneando en los cajones vio algo que le llamó la atención y se llevó una copia del documento. Cuando se lo enseño a Ángel, éste le explicó que eran unas páginas webs y los códigos del webmaster (el dueño de las páginas). El contenido de las páginas era sexual, con vídeos caseros. Luego Vicente llegó todo preocupado porque habían roto el techo de los baños de la academia y habían encontrado algo extraño que resultó ser una WebCam. Al instante todas las piezas del puzzle encajaron para Juan que vio la relación existente entre Jaime y el señor Camuñas. Lo único que le faltaba por averiguar era como consiguió su vecino matar a su mujer delante de todos y sin que nadie se diera cuenta. Pero no tardó mucho en resolver ese enigma, ya que se dio cuenta de que la tetera que utilizó Odón para servir el té, y que además había fabricado él mismo, tenía un compartimento especial que sólo vertía el veneno cuando destapaba un boquetito casi invisible.
Al final todo terminó aclarándose y deteniéndose a los dos individuos, cada uno por su respectivo delito. Y por un tiempo, Juan estuvo en boca de todo el mundo en su barrio, como un héroe.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Creamos un nuevo prólogo



Ven a compartir el verano más loco de Juan Cacho y te llevarás una buena ración de sonrisas, o incluso, de carcajadas repentinas e inesperadas que te harán saltar alguna «babilla», y que además, si te pilla leyendo en una sala rodeado de desconocidos, como me pasó a mí, vas a cobrar un protagonismo inesperado haciendo que todos te miren preguntándose, « ¿De qué se reirá esta loca?».Y tú les enseñarás la portada del libro y con cara de guasa les dirás, « ¡Qué ocurrencias que tiene este Juan!».
Si entre risa y risa te gusta encontrarte con una buena dosis de suspense entonces tienes entre tus manos el libro más acertado. Pero ¡ojo!, puede que te sepa a poco y te quedes con ganas de más. Si es así, tranquilo, siempre nos quedará la posibilidad de un nuevo verano con Juan Cacho y alguna rocambolesca historia para vivir y disfrutar con él y sus buenos «pegotes».
Con esta historia te transportarás a la realidad más cercana, pero totalmente ajena al mismo tiempo; con un personaje fácil de tutear que te invitará a mirar a través de sus pupilas, y descubrir las vivencias de un barrio cualquiera con unos compañeros de viaje perfilados hasta el más mínimo detalle. La facilidad con la que se entrelazan las relaciones de los personajes, la espontaneidad y frescura al soltar las cosas que suelta por esa boquita nuestro amigo Juan, te va calando poco a poco y te va enganchando hasta las «trancas» como diría la gran malagueña Pepa Flores.
Sin apenas nombrar la ciudad donde se va enredando toda la historia, el autor Francisco Palacios, va dando claves de a poco para poder localizarla. Para los que la conocemos bien, nos hace formar parte más directamente de todo lo que va sucediendo. Para los que no, es una invitación indirecta a pasear por sus calles. Pero, ¡atención a los visitantes!, puesto que si lo hacen, puede que se encuentren con un «cacho de Juan» al volver cualquier esquina. Si tienen la fortuna de conocerle, no duden que les invitará a un café en el Dos Tercios del Quinto. Suerte con la experiencia.

Microrrelato




PRESENTIMIENTOS

Recordaría aquél día toda mi vida, y la verdad, hasta el día de hoy, sigo recordando con claridad hasta el más mínimo de los detalles.
Era un día claro. En el ambiente se respiraba ya la llegada de la primavera; la alegría, las flores, el olor a hierba recién cortada, el aroma del mar,… y sobre todo las nuevas ansias de vivir y resurgir que iban penetrando por todos los rincones, misteriosamente, sin saber cómo, igual que amanece o anochece.
Por aquel entonces yo aún no había cumplido los diez años. Aunque era todavía una niña, ya no me sentía como tal. Había madurado más deprisa de lo normal por circunstancias de mi vida que ahora mismo no quiero contar.
Aquella tarde me encaminaba hacia mi casa, mi pequeña y gran casa, tan deteriorada y tan derruida que parecía que en cualquier momento se derrumbaría como un castillo de arena. Vista desde fuera quizás diera pena, pero por dentro todo cambiaba. Estaba limpio, ordenado, cada cosa en su lugar, como a mi abuela le gustaba, y lo más importante de todo, había mucho amor. Aquella casita, situada cerca de la serrería, detrás de la catedral, era todo mi espacio, mi mundo, donde yo más segura, querida y protegida me sentía.
Aquél día, salí como siempre a las siete y media de mis clases por aquél portón viejo de madera, deseando llegar a mi vieja casa; deseando sobre todo abrazar a mis abuelos que era lo que yo más necesitaba en esos tiempos. Por las calles, ya se escuchaban a lo lejos los tambores y trompetas de las bandas que iban calentando y anunciando la próxima Semana Santa. Al pasar por la plaza de la Aurora veía cómo el gentío se iba haciendo más numeroso conforme las tardes se iban alargando. Del mismo modo iban aumentando el número de vencejos que sobrevolaban incansables.
Cuando ya me iba acercando a la casa sentí un vuelco en el corazón. Algo me hacía sentir incómoda y nerviosa y aún hoy no podría decir con claridad qué era. Fuese lo que fuese me hizo acelerar el paso y llegar casi sin aliento a la puerta. La casa seguía en pie. Todo parecía normal. Aun así, esa sensación de desazón y desasosiego no cesó, y lo que es peor, mi corazón latía a un ritmo descontrolado que perturbaba mi respiración.
Llamé a la campanilla con todo el ímpetu que pude. Mi abuela me abrió como de costumbre con una dulce sonrisa y unos ojos tiernos que siempre se le llenaban de lágrimas. Con su viejo delantal puesto y sujeto con sus imperdibles, y oliendo a guiso recién hecho, me recibió con un fuerte abrazo. Notándome intranquila me preguntó qué pasaba. Sin saber lo que responder le pregunté por el abuelo. Me dijo que estaba en la salita, como siempre, leyendo su periódico y fumando su pipa. Aceleré el paso en busca de él. En cuanto entré en la estancia y lo observé, la sangre se me heló y me quedé por unos segundos petrificada y sin saber qué hacer. Se encontraba sentado en su sillón, con los ojos cerrados, las manos sobre el periódico y su pipa apagada. Su rostro lleno de surcos tenía una expresión anormal, con un color cetrino que no presagiaba nada bueno. Noté la mano de mi abuela apretándome el brazo cuando llegó a mi lado, y entonces reaccioné. Rápidamente le dije que llamara a una ambulancia, mientras yo arrastraba como podía el cuerpo de mi abuelo hasta tumbarlo en el suelo. Comencé a realizarle los primeros auxilios. Uno, dos, tres,…uno, dos, tres,…
A partir de ahí todos los recuerdos que tengo son sordos; imágenes con cada detalle: de mi abuela de rodillas llorando y cogiéndole la mano a mi abuelo, como queriendo retenerlo a su lado, la llegada del personal de la ambulancia, los vecinos revoloteando llevando a mi abuela en bandada…y sobre todo el gran vacío en calma de mi interior. Ya no tenía esa desazón que me inquietaba. Respiraba tranquila. Calma, todo era calma.
Ese fue el primero de los presentimientos que tuve. Los demás me los guardo para mí. Mi abuelo era mayor y por supuesto que tenía que morir, como todos, pero ese día no. Disfrutamos juntos quince años más, y fueron, junto a mi abuela, los mejores años de mi vida.